The flying doctor

Te aviso, no es un artículo con palabras cultas, una que otra jerga, anglicismos, peruanismos y otros extranjerismos se me colarán por ahí.

Me encuentro en un punto de la vida dónde paso más horas estudiando que en la Universidad… como dicen por aquí, ando empollando.

Tras haberme graduado hace ya 10 años :o aún siguen los estudios y mañanas intensas de revisiones médicas. Bien lo dijo mi mami: ‘Un médico jamás dejará de estudiar’ No lo quería creer pero colegas, ¡Es así!

Saltar el charco por motivos secretos (Si deseas saberlo, escucha mi podcast) le dio un giro de 360º a mi relajada vida pues tuve que apañarme para vivir en una de las ciudades más grandes y llena de Historia de la humanidad: Roma. Mi primera chamba (como dice el amigo Bad bunny) en el viejo continente fue : Cuidar abuelitas de 80-90 años y robarles sus secretos de longevidad y cocina ¡Cómo no! Bueno, también les robaba el corazón con la dulzura y empatía que fui cultivando durante los últimos meses que presencié la pelea entre Alzheimer y mi abuelita. Sin duda esa batalla me llenó de armas con las cuales hoy en día puedo gestionar emocionalmente a pacientes de la tercera edad. Ser cuidadora me dejó 3 lecciones:

1.- Ser versátil

2.- Adaptabilidad

3.- Proactividad

Estas 3 habilidades me ayudaron a ganar euros y experiencia, pienso que la vida me estaba ya preparando para los retos venideros.

Por cosas de la vida, caí como un meteorito cargado de varios componentes y con la luz medio apagada a Valencia, España dónde seguí luchando por convalidar mi título médico ya que en mi recordada Roma, nadie, ni Julio Cesar el emperador dio respuesta a mi petición de convalidación… en fin, los dioses sabrán porqué.

En Valencia mis metas médicas volvieron a encender este espíritu aventurero y gracias a ello dejé mis documentos a buen recaudo; 1 año y 2 meses después sorprendentemente me llegó una carta diciendo: Tu título de Medicina ha sido homologado.

Bueno, la experiencia de cuidadora de ancianos y médica en Valencia lo dejaré para otro capítulo. Ahora saltemos a la actualidad porque sino no habrá un final.

Actualmente volví a la rutina de sentarme a estudiar desde las 7:30am hasta las 8:00pm, hay un examen importante que cambiará mi vida y mi rutina, me llevará por el sendero tan anhelado hoy en día: trabajar y hacer mi tan esperada especialidad. No seré neuróloga, seré Médica de familia, lo sé, y sé que parece fácil pero amigos míos y lectores míos: Sentarte a escuchar, donar tu tiempo sincero, diagnosticar y medicar o prevenir… no es más fácil que hacer una operación. Si no se diagnostica, el paciente evidentemente llegará tarde a la operación o simplemente no llegará.

Bueno, pues para eso estoy estudiando, para optar por mi plaza que le dará más sazón a mi vida profesional y quizá personal, ya es tiempo, ya es tiempo… En este lugar del mundo donde vivo actualmente, la competencia cada día aumenta pero sé que este tiempo precioso y preciado me llevarán a obtener el mejor puntaje para poder hacer la especialidad este año y en el hospital que está a 5 minutos de la casa, a pie :p ¿¡Dime si no es perfecto el plan!?

Hoy es domingo 27-10-24, y quería escribir todo esto simplemente para recordarnos que: La vida está llena de piedras y piedrotas a veces más grandes que las de Machu Picchu, pero nuestros zapatos, equilibrio, visión de juego (Como dice mi oso) y buen pisar harán que logremos llegar a la meta deseada, anhelada, soñada, etc.

Sin estos retos, sinceramente la vida sería muy aburrida. ¡Que tengas unos buenos y saludables días!

Por cierto, el título de este escrito es un somero adelanto de lo que será el nacimiento de un bebé llamado…

Podcast…

Anterior
Anterior

Cronología del éxito, lágrimas y resiliencia.

Siguiente
Siguiente

¿Qué? ¡No te escucho!